Psoriásica

LA ARTRITIS PSORIÁSICA

Aproximadamente un 10% de las personas que tienen psoriasis, una enfermedad inflamatoria de la piel, padece además artritis psoriásica, una enfermedad reumática con unas características específicas. A nivel articular, la artritis psoriásica se caracteriza por ser inflamatoria, es decir, que cursa con dolor, hinchazón, calor, dificultad de movimiento de la articulación inflamada y a la larga posibilidad de deformación. Curiosamente, la gravedad de la artritis no tiene por qué tener relación con la extensión de la psoriasis de la piel. Se trata de una enfermedad crónica, que evoluciona irregularmente a lo largo de la vida, con épocas de inactividad y épocas de inflamación y dolor. La forma de manifestarse es diferente para cada individuo, habiéndose establecido cinco formas

  • Artritis oligoarticular asimétrica, que afecta a unas pocas articulaciones de las extremidades. Es la forma más frecuente.
  • Artritis que afecta principalmente a las interfalángicas distales de las manos.
  • Artritis simétrica, muy parecida a la artritis reumatoide.
  • Artritis mutilante, que es muy rara, aunque destructiva y deformante.
  • Artritis que afecta a la columna y articulaciones de la pelvis o sacroilíacas de forma similar a la espondilitis anquilosante.

En muchos pacientes se superponen síntomas de las diversas formas. En ocasiones, la artritis psoriásica puede afectar a otras partes del cuerpo diferentes de las articulaciones como pueden ser el ojo (uveítis) o el hueso. En este último, las lesiones aparecen principalmente en la inserción de los tendones y de los ligamentos. Es frecuente la inflamación de la inserción del tendón de Aquiles en el hueso calcáneo (talón)

 

¿A QUÉ SE DEBE?

No se sabe. La causa de la artritis psoriásica, se cree que es la consecuencia de una suma de factores genéticos, inmunológicos y ambientales.

Los factores genéticos o hereditarios, pueden influir en la aparición de la enfermedad en unos enfermos y no en otros, pero se desconoce exactamente cual es el elemento determinante para que unas personas desarrollen la artritis y otras con la misma herencia, no lo hagan. En cualquier caso, un 40% de los pacientes tienen familiares cercanos afectados.

La importancia de los factores inmunológicos parece incuestionable, de modo que cuando hay un déficit inmunológico, acostumbra a haber un empeoramiento de la actividad de la artritis.

Algunos factores como una infección o un trastorno psicológico grave pueden actuar como desencadenantes de la enfermedad en personas susceptibles por su carga genética.

No se han descrito otros factores ambientales (clima, alimentación, tipo de vida...) específicos asociados a la aparición de la enfermedad.

Es una enfermedad frecuente ya que si consideramos que la psoriasis afecta a un 2% de la población y la artritis a un 10% de ellos, en España, sobre una población de unos 40 millones, habría 80.000 personas con artritis psoriásica. El inicio de la artritis psoriásica suele ocurrir entre los 30 y los 50 años, y puede afectar a personas de cualquier edad y sexo, incluso a niños.

¿QUÉ SÍNTOMAS PRODUCE?

La artritis psoriásica se inicia lentamente. La psoriasis acostumbra a aparecer años antes que la artritis y sólo un 15% de los artritíticos presentan antes la lesión articular que la lesión de la piel o de las uñas.

Los síntomas dérmicos (de la piel) son característicos:

  • Placas de piel enrojecida bien delimitadas, cubiertas de escamas blanquecinas y que frecuentemente se distribuyen de forma bilateral afectando a zonas de roce como los codos o las rodillas. También es frecuente la aparición de lesiones en el cuero cabelludo, pero en general la psoriasis puede afectar a toda la superficie cutánea. Las placas descamativas de la psoriasis suelen producir pocos síntomas salvo un discreto picor. Es muy característica la presencia de pequeños puntos hemorrágicos que se producen tras el rascado de la lesión. Es frecuente la afectación de las uñas (Figura 1), que puede variar, desde un fino piqueteado (como si se hubiese clavado un alfiler), a un despegamiento de la uña de su lecho con cambios de color y aumento de grosor de la misma. Las lesiones son a veces descubiertas por el reumatólogo, al observar con detenimiento detrás de las orejas, en el cuero cabelludo, en las uñas y en el pliegue entre las nalgas.

figura 1 Figura 1. “Piqueteado” ungueal, sugestivo de psoriasis.

Los síntomas articulares son comunes a cualquier tipo de artritis:

Dolor, calor, enrojecimiento, incapacidad de movilizar la articulación y, en ocasiones, deformación de la misma. Cualquier articulación puede estar afectada, desde la de la mandíbula hasta la del dedo pequeño del pie (ambas muy frecuentes). Tres cosas la diferencian del resto de las artritis:

  1. La afectación articular acostumbra a ser asimétrica, es decir si se afecta una rodilla no acostumbra a estar lesionada, simultáneamente, la otra rodilla, aunque sí puede presentar inflamación en otro momento de la evolución de la enfermedad.
  2. El segundo carácter diferencial con el resto de las artritis es la lesión de las articulaciones interfalángicas distales (las que hay junto a las uñas). La artritis reumatoide y el resto de las artritis raramente lesionan esta articulación, que sólo se suele afectar en otra enfermedad muy frecuente que es la artrosis.
  3. La inflamación conjunta de las articulaciones y de los tendones de los dedos, conocida como “dedo en salchicha” o dactilitis (Figura 2).

figura 1 Figura 2. Artritis asimétrica de pies con el dedo en “Salchicha” típico de la artritis psoriásica (4º dedo de pie izquierdo).

Si la inflamación ha tenido lugar en la columna, preferentemente en la unión lumbar con la pelvis (las articulaciones sacroilíacas), uno de los síntomas más dominantes es el dolor nocturno, en la región de las nalgas, que hace levantar al paciente de madrugada, tras haber dormido 4 o 5 horas.

También es frecuente el dolor en los talones al levantarse y dar los primeros pasos, así como el dolor punzante en tórax con la respiración profunda.

Otra manifestación articular es la rigidez al levantarse por la mañana de más de media hora de duración. Es difícil abrir y cerrar las manos; con el movimiento, las articulaciones parece como si estuviesen oxidadas y cuesta hasta coger el cepillo de dientes. Además de los síntomas dérmicos y articulares, existen síntomas generales y de otras localizaciones:

  • Afectación del estado general: en un brote inflamatorio es frecuente que se asocie cansancio, fatiga, e incluso fiebre si la inflamación de las articulaciones es muy aguda.
  • Atrofia muscular: la debilidad muscular y la atrofia pueden ocurrir por desuso debido a la incapacidad de movilizar la articulación inflamada, o bien ser secundaria a medicaciones.
  • La artritis psoriásica no suele afectar a órganos internos: en algunos pacientes puede presentarse dolor y enrojecimiento en el ojo debido a iritis o uveítis.

 

Fuente: Sociedad Española de Reumatología.